A parte de una cicatriz en el labio, hay otros órganos que pueden verse implicados en el cuadro clínico. Aunque profundizaremos en cada uno de ellos, aquí os dejo una breve reseña a modo de guía:
¿Qué debemos vigilar?
1. Lo primero es saber si se trata de una malformación aislada o está asociada a otras posibles enfermedades. En el caso de FLP sindrómicas, habrá que llevar a cabo un estudio más exhaustivo de posibles malformaciones a otros niveles (cardiaco, oftalmológico, renal...)
2. Alimentación: es evidente que el labio y el paladar forman parte de la deglución, por lo que pueden tener mayores dificultades para una adecuada alimentación. Por lo tanto, las primeras horas de vida serán asistidos por una consultora de lactancia que facilitará a la madre consejos para conseguir un enganche adecuado y una correcta succión.
3. Audición: por razones que explicaremos más detenidamente, el oído medio no presenta una adecuada ventilación, produciéndose una otitis media crónica que puede dar lugar a problemas de hipoacusia si no son atajados a tiempo.
4. Habla: Es importante la integridad del paladar para una adecuada fonación. Además, el lenguaje constituye una de las armas fundamentales para la adecuada integración social. Por eso debemos proporcionar un paladar cerrado y con una buena función motora, a base de un procedimiento quirúrgico minucioso y una estrecha labor rehabilitadora.
5. Dentición: Los problemas dentales son frecuentes, tanto en posición como en número, así como en la calidad del esmalte. Prácticamente la totalidad de los niños afectos de FLP precisarán algún tipo de ortodoncia durante su desarrollo. Insistimos en que el seguimiento ortodóncico de los niños fisurados debe ser llevado a cabo por especialistas habituados al manejo de estos niños, para un abordaje global y temprano.
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